Y UNO APRENDE
Después de un tiempo,
uno aprende la sutil diferencia
entre sostener una mano
y encadenar un alma,
y uno aprende que el amor
no significa acostarse
y una compañía no significa seguridad
y uno empieza a aprender.
Que los besos no son contratos y los regalos no son promesas
y uno empieza a aceptar sus derrotas con la cabeza alta y los ojos abiertos y uno aprende a construir
todos sus caminos en el hoy,
porque el terreno de mañana
es demasiado inseguro para planes...
y los futuros tienen una forma de
caerse en la mitad.
Y después de un tiempo
uno aprende que si es demasiado,
hasta el calorcito del sol quema.
Así que uno planta su propio jardín
y decora su propia alma, en lugar
de esperar a que alguien le traiga flores.
Y uno aprende que realmente puede aguantar,
que uno realmente es fuerte,
que uno realmente vale,
y uno aprende y aprende...
y con cada día uno aprende.
Jorge Luis Borges
ITACA DE CAVAFIS
Cuando emprendas tu viaje a Itaca
pide que el camino sea largo,
lleno de aventuras, lleno de experiencias.
no temas a los lestrigones ni a los cíclopes,
ni al colérico poseidón,
seres tales jamás hallarás en tu camino,
si tu pensar es elevado, si selecta
es la emoción que toca tu espíritu y tu cuerpo.
Ni a los lestrigones ni a los cíclopes
ni al salvaje Posidón encontrarás,
si no lo llevas dentro de tu alma,
si no los yergue tu alma ante tí.
Pide que el camino sea largo.
Que sean muchas las mañanas de verano
en que llegues -¡con qué placer y alegría!-
a puertos antes nunca vistos.
Detente en los emporios de Fenicia
y hazte con hermosas mercancías,
nacar y coral, ámbar y ébano
y toda suerte de perfumes voluptuosos,
cuantos más abundantes perfumes voluptuosos puedas.
Ve a muchas ciudades egipcias
a aprender de sus sabios.
Ten siempre a Itaca en tu pensamiento.
Tu llegada allí es tu destino.
Mas no apresures nunca el viaje.
mejor que dure muchos años
y atracar, viejo ya, en la isla,
enriquecido de cuanto ganaste en el camino
sin aguardar a que Itaca te enriquezca.
Itaca te brindó tan hermoso viaje.
Sin ella no habrías emprendido el camino.
Pero no tiene ya nada que darte.
Aunque la halles pobre, Itaca no te ha engañado.
Así, sabio como te has vuelto, con tanta experiencia,
entenderás ya qué significan las Itacas.
ALLÍ DONDE NUNCA HE VIAJADO
allí donde nunca he viajado, felizmente
más allá de toda experiencia, tus ojos están en silencio:
en tu gesto más frágil hay cosas que me cierran
o que no puedo tocar porque están demasiado cerca.
con sólo mirarme me liberas
aunque haya estado cerrado como un puño
tú siempre me abres pétalo a pétalo
como la primavera abre
(tocándola en forma diestra y misteriosa)
su primera rosa.
o si tu deseo es cerrarme yo y
mi vida nos cerraremos hermosa, repentinamente
como cuando el corazón de esta flor imagina
la nieve cayendo cuidadosamente por doquier;
nada de lo que percibimos en este mundo iguala
la fuerza de tu intensa fragilidad, cuya textura
me somete con el color de sus campos
retornando a la muerte y la eternidad con cada respiro.
(no sé que tienes, que me cierras y me abres,
aunque algo me dice que la voz de tus ojos
es más profunda que todas las rosas)
nadie, ni siquiera la lluvia
tiene manos tan pequeñas.
Después de un tiempo,
uno aprende la sutil diferencia
entre sostener una mano
y encadenar un alma,
y uno aprende que el amor
no significa acostarse
y una compañía no significa seguridad
y uno empieza a aprender.
Que los besos no son contratos y los regalos no son promesas
y uno empieza a aceptar sus derrotas con la cabeza alta y los ojos abiertos y uno aprende a construir
todos sus caminos en el hoy,
porque el terreno de mañana
es demasiado inseguro para planes...
y los futuros tienen una forma de
caerse en la mitad.
Y después de un tiempo
uno aprende que si es demasiado,
hasta el calorcito del sol quema.
Así que uno planta su propio jardín
y decora su propia alma, en lugar
de esperar a que alguien le traiga flores.
Y uno aprende que realmente puede aguantar,
que uno realmente es fuerte,
que uno realmente vale,
y uno aprende y aprende...
y con cada día uno aprende.
Jorge Luis Borges
ITACA DE CAVAFIS
Cuando emprendas tu viaje a Itaca
pide que el camino sea largo,
lleno de aventuras, lleno de experiencias.
no temas a los lestrigones ni a los cíclopes,
ni al colérico poseidón,
seres tales jamás hallarás en tu camino,
si tu pensar es elevado, si selecta
es la emoción que toca tu espíritu y tu cuerpo.
Ni a los lestrigones ni a los cíclopes
ni al salvaje Posidón encontrarás,
si no lo llevas dentro de tu alma,
si no los yergue tu alma ante tí.
Pide que el camino sea largo.
Que sean muchas las mañanas de verano
en que llegues -¡con qué placer y alegría!-
a puertos antes nunca vistos.
Detente en los emporios de Fenicia
y hazte con hermosas mercancías,
nacar y coral, ámbar y ébano
y toda suerte de perfumes voluptuosos,
cuantos más abundantes perfumes voluptuosos puedas.
Ve a muchas ciudades egipcias
a aprender de sus sabios.
Ten siempre a Itaca en tu pensamiento.
Tu llegada allí es tu destino.
Mas no apresures nunca el viaje.
mejor que dure muchos años
y atracar, viejo ya, en la isla,
enriquecido de cuanto ganaste en el camino
sin aguardar a que Itaca te enriquezca.
Itaca te brindó tan hermoso viaje.
Sin ella no habrías emprendido el camino.
Pero no tiene ya nada que darte.
Aunque la halles pobre, Itaca no te ha engañado.
Así, sabio como te has vuelto, con tanta experiencia,
entenderás ya qué significan las Itacas.
ALLÍ DONDE NUNCA HE VIAJADO
allí donde nunca he viajado, felizmente
más allá de toda experiencia, tus ojos están en silencio:
en tu gesto más frágil hay cosas que me cierran
o que no puedo tocar porque están demasiado cerca.
con sólo mirarme me liberas
aunque haya estado cerrado como un puño
tú siempre me abres pétalo a pétalo
como la primavera abre
(tocándola en forma diestra y misteriosa)
su primera rosa.
o si tu deseo es cerrarme yo y
mi vida nos cerraremos hermosa, repentinamente
como cuando el corazón de esta flor imagina
la nieve cayendo cuidadosamente por doquier;
nada de lo que percibimos en este mundo iguala
la fuerza de tu intensa fragilidad, cuya textura
me somete con el color de sus campos
retornando a la muerte y la eternidad con cada respiro.
(no sé que tienes, que me cierras y me abres,
aunque algo me dice que la voz de tus ojos
es más profunda que todas las rosas)
nadie, ni siquiera la lluvia
tiene manos tan pequeñas.