Me apellido Aizpurua y Carrero. Por mis venas, sin haberlo elegido, circula un 50% de sangre vasca. Mi madre es natural de Hernani, y toda su familia de San Sebastián. Durante mis años en Madrid he vivido atentados de ETA muy cerca. El de la casa cuartel de la Guardia Civil en la calle Guzmán el Bueno, a menos de 500 metros del bar donde ponía música esa misma noche, Ricorda. Los lanzagranadas que dispararon contra el Ministerio de Defensa se lanzaron desde la calle donde reside mi hijo, Profesor Waskman, a menos de un kilómetro y medio de la casa de mis padres. El tremendo atentado en la Plaza de la República Dominicana también me cogió muy de cerca. Por aquel entonces yo vivía, creo recordar, en un ático en el Paseo de la Habana. En la cárcel que visito a menudo, en Algeciras, aún pagan su condena numerosos etarras muy lejos de su tierra. Y vienen sus familiares de visita, al igual que los familiares de las víctimas las visitan de forma habitual en los cementerios.
Patria, de Aramburu, hace reflexionar. Nos invita a contemplar un conflicto sin resolver, desde un punto de vista cotidiano, íntimo, vecinal y familiar. Muy personal en cualquier caso. No hay dos conceptos de Patria iguales, al igual que no habrá dos lecturas iguales. Recomendable, sin duda.
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