*Cuando tus seres queridos lleguen a casa, siempre corre a saludar.
*Nunca dejes pasar una oportunidad de ir a pasear.
*Permítete la experiencia del aire fresco y del viento.
*Corre, salta y juega a diario.
*Mejora tu atención y deja que la gente te toque.
*Evita "morder" cuando sólo un "gruñido" sería suficiente.
*En días cálidos, acuéstate sobre la hierba.
Y nunca olvides: "cuando alguien tenga un mal día, quédate en silencio, siéntate cerca y suavemente haz que sienta que estás ahí...”
Este es el secreto de la felicidad que, aunque no nos demos cuenta, los perros nos enseñan a diario.