Olímpica debacle de Madrid 20020. Se veía venir.

Ahí está la décima del Madrid o las castizas olimpiadas del 20020.
Cuando percibo euforia, dudo del éxito.

No quiero ser ventajista y me explico. Miro a quién nos representa, y a su vez a quién nos va a juzgar y me resulta sencillo pensar que el resultado no va a ser el que esperamos.
  • Tocada desde el principio. Desde el logo nacido con polémica. No se lee 2020, se lee 20020. Acusado de plagio por una marca fabricante de muñecos para gays, también de plagio por la conocida firma Hawaianas... Falta de crédito, gusto y estética desde la base.
  • Una candidatura que huele a naftalina. Cuatro veces presentando lo mismo, los mismos tópicos, sin ideas... No sorprendemos ni enamoramos a nadie.
  • Al comité olímpico no le importa que el 80% o 90% de las instalaciones estén realizadas. Tan sólo significa que dentro de unos años estarán obsoletas y habrá que rehacerlas. Ni siquiera el proyecto sorprende, incide en nuestra falta endémica de recursos y en la incapacidad de generarlos.
  • Barcelona 92 aún está en el horizonte, seamos realistas. 24 años no son nada en olimpismo.
Nadie se fía ya de nosotros como país.

  • El presidente del Gobierno que nos representa está siendo investigado por financiación ilegal de su partido, con mayoría absoluta, y personalmente tiene que responder a los sobresueldos que percibió de manera ilegal durante años, de su propio partido. Sobran tus sobres, Mariano.
  • El Príncipe representa a una monarquía en horas bajas, acusada de corrupción en el caso Noos y otros tantos puntos débiles que no aportan ninguna credibilidad ya. Lo digo con tristeza porque soy consciente de la importancia de la institución como tal. La caza de elefantes en tiempos de penuria, Juan Carlos, no es deporte olímpico.
  • La alcaldesa "no electa" de Madrid, cuyo mérito principal es ser la esposa de un expresidente del gobierno, ridiculizó y tiró por tierra toda la profesionalidad y supuesto buen hacer de la candidatura madrileña. Me da vergüenza, con pena en el corazón.
  • Los representantes de la candidatura no saben presentar, hablar en público, ni hablar inglés. Incluso yo tengo que saber hacerlo para presentar mi más pequeño presupuesto.
  • Desacreditar otras candidaturas, como la turca, a través del presunto dopaje de sus atletas es como ver la viga en el ojo ajeno. No somos quién para hablar de dopaje hoy en día.
  • Nadie nos va a confiar un duro a día de hoy, hemos demostrado que lo que nos aportan acaba siempre en los bolsillos equivocados.
  • Desafortunadamente, el peso específico y la influencia española en la política internacional vale lo que valen nuestros representantes. Nada.

Nuestro país, hoy, desde el punto de vista internacional, es un país incapaz de generar recursos. Siendo nuestros bancos intervenidos, nuestros beneficios sociales recortados, dejando a pensionistas con pensiones al mínimo... pretendemos hacer un derroche en la organización de un evento que, bien lo sabemos, va a beneficiar a los mismos de siempre.



Con la lista de empresas que están detrás del apoyo a Tokio, a pesar de la cercanía del desastre nuclear de Fukushima, da vértigo. Así se hace y así se planifica. No nos queda más que aprender de los errores cometidos, reflexionar y estimar si conviene o no seguir adelante y sobre todo no volver a cometer los mismos fallos una y otra vez. Ni volver a presentar lo mismo.

Señores políticos y representantes, barran su propia casa y hagan propósito de enmienda. No dañen más la imagen de un Madrid que con tanto esfuerzo y cariño hemos sembrado, cuidado y creado todos los que somos y los que se sienten, allí donde quiera que estén, madrileños universales de corazón.

Madrid se merece unos juegos. Está visto que nuestros representantes no.