En portada

Surf en Tarifa con música de Freedy Johnston - Bad Reputation

I know I've got a bad reputation, And it isn't just talk, talk, talk. If I could only give you everything, You know I haven't got. I couldn't have one conversation, If it wasn't for the lies, lies, lies. And still I ought to tell you everything, 'Till I close my eyes. Suddenly I'm on the street. Seven years disappear below my feet. Been breaking down. Do you want me now? Do you want me now? Suddenly I'm down in Herald's Square, Looking in the crowd, your face is everywhere. Been turning around. Do you want me now? Do you want me now? Don't try to be an inspiriation, Just wasting your time, time, time. You know about the best I'll ever be. I see it in your eyes. I know I've got a bad reputation, And it isn't just talk, talk, talk. If I could only give you everything, You know I haven't got. Suddenly I'm on the street. Seven years disappear below my feet. Been breaking down. Do you want me now? Do you want me now? Suddenly I...

La sodomía, un acto que «no es tabú... pero sí lo es», afirma Bentley. Pocas mujeres lo practican, y muchas menos lo admitirán.

  

Sexo anal… Pocas mujeres lo practican, y muchas menos lo admitirán. Sin embargo, en las atrevidas memorias íntimas de la neoyorkina Toni Bentley, tituladas La rendición, la autora levanta el velo sobre una práctica sexual prohibida por la Biblia y celebra «el goce que se halla más allá de las convenciones, con sus riesgos y sus pasiones». Nos referimos a la sodomía, un acto que «no es tabú... pero sí lo es», afirma Bentley.

Pero esta mujer de hoy, moderna, que vive como muchas otras mujeres de nuestros días, no teme contar abiertamente su «rendición», tras ser iniciada por un amante en este placer radical e inesperado, para abordar todos los aspectos de ese acto «sagrado» en el que ella se siente renacer. Un acto que implica abandono y confianza, que colma ciertos deseos de sometimiento, unos anhelos que, por paradójico que parezca, acaban haciéndola dueña de sí misma y de su placer. El camino hacia esa liberación cobra, por una parte, visos espirituales, y por otra, gracias a la franqueza con que cuenta sus experiencias, nos acerca vívidamente una realidad raras veces descrita.

La rendición, traducida ya a varias lenguas y muy bien acogida por la crítica, es la exploración de una obsesión que sin duda obligará a los lectores a cuestionarse sus propios deseos.