Vaya mierda de día

Hoy me he despertado a 250 km de mi casa, junto a mi pareja. Después de un viaje complicado, sorteando tres accidentes, he acompañado a un compañero para sacar en la estación su billete de tren a Madrid. Después, y todavía sin llegar a casa, he hecho una transferencia a la cuenta de una de las organizaciones con las que colaboro y he enviado por e-mail, a través del teléfono móvil, los comprobantes a los interesados.

Por el camino, encontrado momento para desayunar en la venta La Redonda, en la estación de San Roque. Café con leche y rebanada con queso fresco que me viene muy bien para el colesterol. Mientras, he consultado mis correos electrónicos y respondido los más urgentes.

Nada más llegar a casa he hecho la transferencia de la pensión de mi hijo, he emitido y enviado las facturas pendientes y he comenzado a diseñar. Mientras el ordenador arrancaba, he puesto la lavadora de blanco. Y he comenzado a preparar la comida. He diseñado las tres tazas de mi amigo Pepe, pero antes he rectificado el retoque de Daniel y del diseño que necesita su padre para aplicar en el calendario que le va a regalar.

He comido, recogido las cosas, y me he echado una siesta de 10 minutos. Me ha dado tiempo a terminar la película Bernie. De Jack Black. Divertida, mira por donde. He tendido la lavadora de blanco, puesto una de color, para que se la encuentre Lis a la hora de llegar a casa y, en el caso de que le dé tiempo, me la tienda. Pero lo dudo. En cuanto llega Lis, he ido a comprar la bombona de butano, y sacar dinero para pagarla, he terminado el resto de tazas, una para la televisión de Algeciras, y otra para Juanjo. Mañana las imprimo y las sublimo.

He ido a por el coche grande, me he dirigido a Carrefour, donde he hecho la compra principal con el cheque ahorro. Pasta, atún, azúcar, leche, cosas de limpieza y legumbres, para llenar la despensa de las cosas básicas. Ya que estoy al lado, me he pasado por Leroy y Merlín y he comprado la pieza de la cisterna que se estropeó el pasado domingo en la barbacoa. He llegado a casa, descargado y organizado todo, sacado a Rita y tendido la lavadora de color que ya había terminado, desmontado la cisterna y montado la nueva pieza. Todo listo, y la ropa tendida, dentro de casa. Por si llueve o por el relente...

A las 22.30 he quedado con mi grupo de Tarifa para ensayar, pero antes he enviado éstas fotos que acabo de hacer a mi pareja, retocarlas y redactar esta entrada. De las 12 o 13 canciones que tenemos que preparar, no me ha dado tiempo a estudiar la más reciente. No he sido cariñoso con mi chica, vaya.

Seguro que cuando llegue casa, a eso de la una de la mañana, seguramente me centraré en esos pequeños detalles negativos y pensaré "joder, vaya mierda de día".

En fín, mañana más.