Hace ya unos años, de regreso de Galicia donde había ido a impartir una charla, me desvié a dar una vuelta por Salamanca. Era junio y conté con suficientes horas de sol para echar unas pocas fotos. Pude disfrutar de algunos destellos de esta impresionante ciudad.
Las fotos no valen nada. La ciudad no tiene precio.
Las fotos no valen nada. La ciudad no tiene precio.