No recuerdo las veces que he estado, pero siempre me quedo con ganas de más. Santiago es mágico y espiritual, y siempre me apena dejarlo atrás, aunque sepa que por delante me quedan más de 1.000 km hasta mi destino. Una mañana de domingo, después de la misa del peregrino de las 12.00 h y antes de comenzar el viaje de vuelta, pude sacar estas pocas fotos, con mi Samsung S4 y la Nikon D90 con y el objetivo Nikkor 28 - 200mm.