En Colombia hay una pequeña localidad llamada Algeciras, igual que la que existe en España. Allí, hace más de una década mataron a un periodista y en el diario que trabajaba se tituló ‘Muere tiroteado un periodista en Algeciras’. Ahora, lo que muere es la verdad al querer medios sensacionalistas relacionar Algeciras nada menos que con la colombiana de Medellín dando una imagen manipulada de la ciudad. Si de verdad se quiere comparar ya hay otra Algeciras en Colombia.
Me ha rememorado lo ocurrido años atrás con el que fuera entonces presidente de la agencia Efe, Alex Grijelmo, ese señor que pretende pulir y fijar el lenguaje periodístico pero no tenía escrúpulo en mandar a los periodistas que ganarán el juicio a la agencia por despido improcedente "a Algeciras". Aunque lo negó, como dejé escrito en el diario donde ejercía entonces de director, y recuperé en mi único libro editado, -donde figura en su portada la palabra Algeciras- por lo visto era como quien envía gente al infierno. Se le contestó que los periodistas de la zona estábamos orgullosos de escribir allí. Le invité personalmente a conocer la ciudad aunque nunca me contestó.
He vivido años y años en Algeciras, la ciudad de la Bella Bahía, como la definió el que fuera su Cronista Oficial, Cristóbal Delgado (1926-2006), una persona ilustre de carácter decimonónico al que conocí personalmente, entrevisté y tuve que hacer su necrológica. Le aseguro a cualquiera que Algeciras es una localidad de más de cien mil habitantes en la que cada mañana se levantan cada día miles y miles de personas para sacar la ciudad adelante y ganarse su jornal.
He informado durante años y años, puedo asegurar que no tiene mayores problemas de orden público que cualquier otra y que lo único que la distingue es el enorme flujo diario de personas y mercancías –muchas ilegales, nadie lo niega- que pasan por ella debido a su lugar geográfico y su carácter fronterizo como punto de entrada no solo a España sino a Europa. A escasa distancia conviven la estación de tren, autobús y la marítima con conexiones a Ceuta y Tánger. A pesar de discursos sensacionalistas no tiene mayor índice de asesinatos o robos con fuerza que otras, lo garantizo, consulten estadísticas.
Desgraciadamente la ciudad arrastra la percepción desde hace décadas un estigma, una mala fama que es difícil de quitar, unos tópicos y sambenitos de los que desconocen todo sobre su ella. Desprestigiar es gratis y el desconocimiento es mucho, así como tópicos burdos sobre el narcotráfico o la presencia de una amplia colonia marroquí asentada en la ciudad.
Algeciras es la ciudad del universal Paco de Lucía (1947-2014), de los versos de Serrat, allí donde nace el Mediterráneo "de Algeciras a Estambul…" Pero además tiene otras muchas facetas positivas, la tercera Feria más antigua de Andalucía con más de siglo y medio de historia –recuerdo un magnífico pregón del añorado Carlos Cano-, el monumental mercado ingeniero Torroja, obra de arquitectura contemporánea que se estudia en muchas facultades, por no hablar del primer puerto de contenedores y pasajeros o que se encuentra entre dos parques naturales, el del Estrecho y Los Alcornocales.
De la comarca del Campo de Gibraltar a la que pertenece recordar que es Reserva Internacional de la Biosfera, la única entre dos continentes. Los algecireños son gente hospitalaria conocidos como ‘los especiales’ y así su remozado Museo local adopta ese apellido, ‘Museo especial’.
Los que hemos vivido mucho tiempo allí y de vez en cuando regresamos –estuve el mes pasado- vemos la tremenda evolución en positivo que ha tenido esta bendita ciudad, que fue destruida y refundada y que lleva un apellido en la historia, ‘Conferencia de Algeciras’. Ya hace más de una década la localidad recordó su papel de entonces que congregó a los países más importantes de la época. Con el Centenario recordado en 2006, Algeciras estuvo en positivo en muchos sitios realizándose seminarios de alto nivel con la presencia de altos representantes del Gobierno y donde se celebró una reunión de los países del 5+5.
Algeciras es una ciudad del siglo XXI con infraestructuras modernas, lo sabemos quienes hemos escrito de la Operación Paso del Estrecho, miles y miles de marroquíes de vuelta a su tierra a lo largo de tres intensos meses, y donde, muy modestamente, uno siempre ha intentado defender su histórico y rico patrimonio natural, arquitectónico, artístico y cultural. De eso sabe más de un alcalde algecireño, de mi lucha por su patrimonio desde las páginas del diario en que trabajé.
En todo caso, sé de sobra que lo que uno escriba o cuente poco importa, por eso invito a visitar Algeciras a quien quiera conocerla de verdad, que disfrute de sus muchas cosas buenas sin resquemor, ni mucho menos, temor o perjuicios. Y, por cierto, ni nací allí ni tengo familia alguna residiendo en la localidad, tan solo viví intensos años de periodismo.
Por último, recordar unos versos del poeta José Luis Cano (1911-1999): "Me siento hijo de Algeciras, esa maravillosa tierra donde descubrí la belleza y la poesía…".