Aquaman. Menudo corte de digestión.

Cabe de todo, Willem Dafoe montado en un tiburón, el prota de juego de tronos embutido en un traje de lentejuelas amarillas, Nichole Kidman canosa y con el pelo mojado todo el rato, un pulpo tocando el bongo y Amber Heard, maravilla de la naturaleza, pelirroja y escamosa, también con el pelo mojado o seco, según convenga. Efectos especiales delirantes, colores por aquí y por allá, el director de la saga gore SAW y de la peli de terror Insidious, dos horas y media de metraje, guión delirante y libertad absoluta. Una indigestión absoluta, que de puro caos se convierte en película de culto de inmediato. Vamos, el Flash Gordon del siglo XXI

Ni se os ocurra ir a verla. O sí. Yo qué sé...