Desde hace unos años, no sé bien por qué, he ayudado a sanar a muchas personas. Hombres y mujeres que, cuando han sanado, cuando se han recuperado, cuando han remontado el vuelo, pierdo de vista y desaparecen como copos de nieve en la lluvia.
Lo único eterno son las vivencias, los momentos, las experiencias. Nunca las personas.
Por experiencia. Por supervivencia. Por intuición.
Me he vuelto adicto al desapego.