Para mostrarse, para hablar, para quedar con sus amigas. Para reir, bailar, salir, quedar.
Para hacerse selfies, para verse guapa y feliz, para sonreir, para querer y quererse, para escribir, para escribirme. Para hacernos fotos.
Para decirme que me quiere, que me echa de menos, para buscar el lugar donde cenar esta noche, el destino dónde viajar, dónde dormir y dónde hacer el amor.
Para hacer lo que le salga del coño.
O para llamar a la policía cuando un hijodelagranputa con viruela en la cara y granos en el corazón la amenace, la coharte, la agreda o pretenda dañarla.
Para que jamás se los vuelvas a romper. Ni a ella ni a ninguna mujer que, pobre, se cruce en tu camino. En el camino de un cobarde.
He reparado con mis manos y con mis besos lo que tú has roto. Y entre otras cosas, vuelve a tener sus móviles. Los que, por celos, ira y cobardía, intentaste destrozar pensando que podría estar haciendo lo mismo que tú. Engañar, manipular, estafar, ocultar y mentir.
No todos tenemos ni el alma llena de granos ni nuestro corazón apesta.
Eres malo, y eso es bueno. Resulta sencillo superarte. Has dejado el listón muy bajo.
Tú eres un mierda.
Ella es poesía.