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No es un perro de agua

Era un Doberman, lo lavamos y encogió.

En esta imagen observamos dos animales.

Uno de ellos, de inocente aspecto y de sangre fría, es suave. Pero su piel es sumamente venenosa y urticante. Huye del frío y de las estaciones menos calurosas ocultándose en su guarida, y cesando casi en su totalidad cualquier tipo de actividad. Sin embargo, en cuanto asoman los rayos del sol, reactiva su vida y comienza de nuevo su frenética existencia. Animal anfibio que adora el agua y no puede vivir sin ella, atrapa a sus presas y sacia su hambre con su lengua asesina.

El otro es un sapo.